CULTURA EN DURANGO MÉXICO.

Al igual que sucede con el resto de la cultura mexicana, la cocina duranguense es fruto del mestizaje. El más antiguo y famoso plato de su gastronomía es el Caldillo Durangueño, preparado a base de carne de res, tomate, cebolla y chile verde y condimentado con sal y comino. Su éxito se debe a que los vastos pastizales del territorio promovieron la ganadería de reses y estas se convirtieron en el alimento más barato y abundante. 

Algunos platillos españoles que aún se conservan como parte de la cocina en el estado son la paella a la valenciana, callos a la madrileña y fabada de Asturias. 
La artesanía como expresión no sólo artística sino también utilitaria se expresa en forma de cestería, el arte de tejer fibras de ixtle, sotol, tule y varas de mimbre, sauce y álamo, para elaborar cestas, bolsas, petates, y otros. La fabricación manual de artículos de cuero y la alfarería se encuentran en los municipios de Durango, Poanas y Villa Unión. 

Además, los grupos indígenas de la zona, particularmente tepehuanos, huicholes y tarahumaras, elaboran artículos de consumo interno y como único medio de subsistencia en algunos casos. Los primeros elaboran arcos y flechas y cobijas de lana; los huicholes ofrecen al visitante bonitas bolsas y accesorios de chaquira multicolor. 

Un grupo indígena que llama la atención particularmente es el de los mexicaneros, cuyo origen se desconoce y que habitan en las barrancas del suroeste de la Sierra Madre Occidental duranguense. Debido a la ubicación de sus asentamientos, alejada de carreteras y caminos transitados por el hombre moderno, su cultura mantiene fuerte influencia de la cosmovisión mesoamericana. Así, su actividad de subsistencia es la agricultura donde siembran principalmente maíz y calabaza. Y sus manifestaciones culturales giran alrededor de calendario agrícola, en donde los llamados “mitotes” agradecen la cosecha, piden lluvia y bendicen frutos. Estas celebraciones duran 5 días de cada una de las 5 temporadas de cultivo al año. El carácter ceremonial es llevado por un “mayor” cuya preparación de 5 años hace posible que desempeñe el papel de director del mitote. Chicos y grandes participan con ofrendas y danzas en donde cada momento del día – salida del sol, cenit y puesta del sol- son observados. Cabe añadir, que además festejan con igual pasión la Semana Santa, la Candelaria, las fiestas de San Pedro y el Carnaval mestizo. 

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